jueves, 19 de noviembre de 2009

Ni un día sin poesía I: "Para que yo me llame Ángel González"

Hace unos pocos años que uno trabaja en Madrid y ha vuelto a utilizar el transporte público rutinariamente, uno ha encontrado con sorpresa y alegría unas invitaciones a la lectura en forma de pegatinas en los vagones del metro y del cercanias, forman parte de la campaña "Libros a la calle" que patrocina distintas empresas e instituciones. Aquí voy a ir compartiendo aquellas pegatinas que se centran en los textos poéticos y que coinciden con aquellos poetas que forman parte de mi universo personal, aquí tenemos el primero y que os aproveche porque no tiene desperdicio:  




PARA QUE YO ME LLAME ÁNGEL GONZÁLEZ

Para que yo me llame Ángel González,
para que mi ser pese sobre el suelo,
fue necesario un ancho espacio
y un largo tiempo:
hombres de todo el mar y toda tierra,
fértiles vientres de mujer, y cuerpos
y más cuerpos, fundiéndose incesantes
en otro cuerpo nuevo.
Solsticios y equinoccios alumbraron
con su cambiante luz, su vario cielo,
el viaje milenario de mi carne
trepando por los siglos y los huesos.
De su pasaje lento y doloroso
de su huida hasta el fin, sobreviviendo
naufragios, aferrándose
al último suspiro de los muertos,
yo no soy más que el resultado, el fruto,
lo que queda, podrido, entre los restos;
esto que veis aquí,
tan sólo esto:
un escombro tenaz, que se resiste
a su ruina, que lucha contra el viento,
que avanza por caminos que no llevan
a ningún sitio. El éxito
de todos los fracasos. La enloquecida
fuerza del desaliento...


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