domingo, 13 de diciembre de 2009

Crucifijos en las aulas


La polémica sobre si en las aulas de los colegios públicos deben de estar presente los crucifijos (símbolo de una religión no olvidemos, la cristiana) es un tema que cada cierto tiempo nos entretiene, en cierto modo es estacional y parece que lo seguirá siendo por muchos años, aunque ya en la Constiución del 78 se aclaraba bastante el asunto  y tenemos en su art. 16.1 sobre la libertad religiosa "Se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las comunidades...", y "nadie podrá ser obligado a declarar sobres su ideología, religión o creencias" (art. 16.2 CE) y también se aseguraba que ninguna "confesión tendrá carácter estatal ..." (art. 16.3 CE) por lo que el Estado español es formalmene un estado aconfesional es decir "que no pertenece o está adscrito a ninguna confesión religiosa" RAE,

Una sentencia del 3 de diciembre  el Tribunal Europeo de los Derechos Humanos de Estrasburgo ha declarado que la presencia de los crucifijos en las aulas es "una violación de los derechos de los padres a educar a sus hijos según sus convicciones, así como el derecho de los niños a creer o no crer", los jueces estiman que en el crucifijo predomina su representación de la religión católica y que vulnera el artículo 9 de la Convención de los Derechos Humanos, que protege la libertad de conciencia, religión y pensamiento. La sentencia dice que la presencia de crucifijos en las aulas "puede ser alentador para ciertos alumnos religiosos, pero puede ser perturbador emocionalmente para los niños de otras religiones o que no profesan ninguna religión.

A las fuerzas clericales y más integristas de este pais aún les cuesta aceptar y comprender lo que significa un estado aconfesional y lo que significa la separación del estado y la iglesia. No quieren perder ámbitos de poder que es en el fondo lo que lleva consigo la presencia del crucifijo en la escuela pública. La imposición del mismo, en los espacios públicos de convivencia, a todos independientemente de las creencias de los niños y sus padres muestra un falta de respeto y de intolerancia no aceptable en una sociedad cada vez más plural, libre y democrática.

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