martes, 19 de abril de 2011

¡Indignaos!

¡Indignaos! "un alegato contra la indiferencia y a favor de la insurrección pacífica" de Stéphane Hessel es un breve escrito de no mas de 60  páginas (aunque el verdadero contenido quitando prólogo, notas del editor y epílogo del editor no llega a las 27 páginas de la 21 a la 48) que se ha convertido en un best seller en Francia y va camino de serlo en España.

¿Cuál es el mérito de este planfleto?, después de todo las denuncias que en el aparecen no son nada nuevas cientos de personalidades, asociaciones, partidos políticos, sindicatos medios de comunicación alternativos, movimientos sociales, etc..., y de un forma más elaborada y coherente llevan años denunciando e incitando a una rebelión pacífica contra la dictadura de los mercados y del pensamiento neoliberal que proclama la liquidación del estado de bienestar.
Quizás el gran mérito se lo debamos a la personalidad de Stéphane Hessel de 93 años y eterno luchador, miembro de la Resistencia, superviviente del campo de exterminio de Buchenwald, diplomático y colaborador de las Naciones Unidas una vez finaliza la II Guerra Mundial, que participó en los trabajos de elaboración de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, defensor de la causa palestina y de los derechos humanos, porque del contenido del texto (más bien siete breves artículos de muy distinta temática) no hay nada nuevo que de acuerdo a mi humilde criterio justifique tal éxito, quizas también contribuya  la reivindicación que hace de los valores de la Resistencia y el recuerdo de la lucha contra el nazismo del que da vivo testimonio.

Pero aún sin comprender muy bien y sorprendido del éxito de este pequeño ¿libro, manifiesto? bienvenido sea todo alegato al levantamiento pacífico y contra la indiferencia, que causas para indignarse hay a cientos, y si sirve para agitar las conciencias ya justifica su existencia y éxito.


"Todos juntos debemos velar  por que nuestra sociedad sea una sociedad de la que podamos estar orgullosos: no esa sociedad de sin papeles, de expulsiones, de recelo haca los inmgrantes; no esa sociedad que pone en duda la jubilación, el derecho a la Seguridad Social; no esa sociedad donde los medios de comunicación están en manos de la gente pudiente ...". Pág. 21-22.

"Os deseo a todos, a cada uno de vosotros, que tengáis vuestro motivo de indignación. Es un valor precioso. Cuando algo te indigna como a mí me indignó el nazismo, te conviertes en alguien militante, fuerte y comprometido. Pasas a formar parte de esa corriente de la historia, y la gran corriente deber seguir gracias a cada uno. Esa corriente tiende hacia mayor justicia, mayor libertad, pero no hacia esa libertad incontrolada del zorro en el gallinero. Esos derechos, cuyo programa recoge la Declaración Universal de 1948, son universales. Si os encontráis con alguien que no se beneficia de ellos, compadecedlo y ayudadlo a conquistarlos". Pág. 26.

"A los jóvenes, les digo: mirad a vuestro alrededor, encontraréis los hechos que justifiquen vuestra indignación -el trato a los inmigrantes,  a los sin papeles, a los gitanos-. Encontraréis situaciones concretas que os llevarán a emprender una acción ciudadana fuerte. ¡Buscad y encontraréis!". Pág. 35.

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