Nuestros hijos nunca fueron a la clase de Religión Católica que se impartía en la escuela pública, y se vieron obligados a pagar como peaje, durante nueve cursos y durante aproximádamente dos horas a la semana, la asistencia a la "alternativa a la religión", "asignatura" que nadie sabía en que consistía. Asignatura impuesta por la presión de las autoridades católicas atendiendo a una interpretación bastante favorable para sus intereses del concordato preconstitucional firmado por el Estado Español y el Estado Vaticano de 1979 y que obligaba a los que no eligieran la asignatura de "religión católica" a asistir en esta "asignatura alternativa" que consistía en diversas actividades que dependía de la voluntad del profesor que estuviera encargado de impartirla.
Siendo consciente de la importancia de la religión católica y sus múltiples influencias en la cultura occidental, y para llenar este vacío en su conocimientos quisimos que conocieran lo que antiguamente se denominaba la "historia sagrada" que eran pasajes de la Biblia. Compramos una edición adaptada para los niños "Mi primera Biblia: historias del Antigüo y Nuevo Testamento" de la editorial Anaya. Mi hijo tendría unos seis-siete años, y cual fue nuestra sorpresas cuando nos dijo que dejáramos de leerles "esas historias horribles" en las que sucedían "cosas malas", esas historias eran las de la creación, la expulsión del paraíso, la historia de Caín y Abel, el diluvio universal, la torre de Babel, la historia de Sansón, de Sodoma y Gomorra..., no entendía la existencia de un dios ("un señor bastante chungo") tan maligno que provocaba el daño y sufrimiento a su gente, y una de las historia que no entendía y más le llamó la atención era la de la torre de Babel.
No comprendía el daño que cometían los habitantes de Babel a los ojos de su dios Yaveh por desear construir una torre muy alta en la ciudad, para que les castigaran haciéndoles que cada uno hablará una lengua distinta y que se extendiera la confusión entre ellos y todo con el único propósito de evitar que construyeran la torre. Le parecía un castigo injusto y desproporcionado. La verdad es que razón no le faltaba, los exégetas han interpretado que lo que los hombre pretendían con la torre era alcanzar el cielo con sus propias manos y por lo tanto estaban pecando de orgullo y soberbia y por esto dios los castigo pero esto no aparece en el Génesis. Dios dice :
No comprendía el daño que cometían los habitantes de Babel a los ojos de su dios Yaveh por desear construir una torre muy alta en la ciudad, para que les castigaran haciéndoles que cada uno hablará una lengua distinta y que se extendiera la confusión entre ellos y todo con el único propósito de evitar que construyeran la torre. Le parecía un castigo injusto y desproporcionado. La verdad es que razón no le faltaba, los exégetas han interpretado que lo que los hombre pretendían con la torre era alcanzar el cielo con sus propias manos y por lo tanto estaban pecando de orgullo y soberbia y por esto dios los castigo pero esto no aparece en el Génesis. Dios dice :
«He aquí que todos forman un solo pueblo y todos hablan una misma lengua, siendo este el principio de sus empresas. Nada les impedirá que lleven a cabo todo lo que se propongan. Pues bien, descendamos y allí mismo confundamos su lenguaje de modo que no se entiendan los unos con los otros»
La verdad que me hizo volver a leer este pasaje mítico de la construcción de la Torre de Babel del libro del Génesis de la Biblia con otros ojos y reflexionar sobre los mitos en que se levantan algunas creencias.
Aquí tenemos unas cuantas representaciones artística de está mítica torre:
"La Torre de Babel" (1563) Bruegel el Viejo
"La Construction de la Tour de Babel" (1587) Lucas Van Valkenborcho
"The Tower of Babel" (1604) Abel Grimmer
La Torre de Babel,(1563) P. Brueghel
Construcción of the Tower of Babel (1525-1589) Hendrick van Cleve III
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