domingo, 12 de agosto de 2012

Pensar bien, sentirse bien

"Pensar bien, sentirse bien" de Walter Riso psicólogo clínico y profesor de Terapia Cognitiva de la Universidad Konrad Lorenz y en la Universidad Católica de Colombia y autor de gran éxitoEn el prólogo el autor nos dice que "este libro es el producto de años de investigación en el área cognitiva del comportamiento, es decir, del sistema de procesamiento de información humano, tanto en la actividad clínica como en la vida académica" y el su intención es "divulgar los avances más importantes en Terapia Cognitiva". 

En autor parte del principio de que si pensáramos mejor y tuviéramos un pensamientos más racional podríamos actuar mejor y por lo tanto sentirnos mejor y "lograr desarrollar nuestro potencial humano plenamente". Para ello nos presenta el proceso de como la mente es capaz de equivocarse a la hora de procesar la información, de como se autoengaña y de como la mente humano no es ni exacta ni infalible.

Vamos viendo a lo largo de la primera parte de una forma clara y concisa como la mente es perezosa, reacia a los cambios y como mediante la economía mental o cognitiva (aquí aparecen los sesgos atencionales, los sesgos de memoria y los sesgos perceptivos), las profecías autorrealizadas y las estrategias evitativas y compensatorias la mente se cierra en sí misma y se autoengaña. En la segunda parte vemos como la mente nos lleva a los pensamientos irracionales y erróneos, a lo que llama "malos pensamientos": el pesimismo crónico, a el pensamiento dicotómico  o de extremos, a la personalización, al pensamiento repetitivo rumiador y de como estos tipos de malos pensamientos nos llenan de dolor y sufrimientos. Llegado a este punto caemos en un estado de pesimismo al comprobar como nuestra mente llega a autoengañarse y de esa forma llegamos a sentirnos mal, pero menos mal en los anexos prácticos  I y II después de analizar unos ejemplos y casos concretos encontramos "sugerencias prácticas para atacar los sesgos o errores cognitivos y falicitar una actitud hace el cambio" y "sugerencias prácticas para modificar estos pensamientos (se refiere a los malos pensamientos) mediante técnicas cognitivo-conductuales de fácil aplicación" que nos llega a tener esperanza de que podemos llegar a pensar bien, que existen esquemas saludables que es el objeto de la tercera parte.

Libro interesante y práctico, que mediante la autoobservación y la reflexión nos permite detectar la irracionalidad de nuestros pensamientos y como estos son el origen de nuestro malestar y sufrimiento permitiéndonos liberarnos de las trampas de la mente y emplear estrategías que nos permitan pensar "bien", tener pensamientos racionales y saludables que nos permitan mejorar nuestras vidas que es de lo que se trata.


CONTRAPORTADA
La premisa de este libro es que si pensáramos mejor, actuaríamos y nos sentiríamos mejor. Pero ¿cómo pensar mejor?


Como terapeuta, el autor ha descubierto que si bien es cierto que la mente es la causa de nuestro sufrimiento, también lo es que somos capaces de revertir el proceso mental negativo. La mente humana no es exacta ni infalible a la hora de procesar la información; pero, afortunadamente, tenemos la facultad de darnos cuenta de nuestros errores y desaprender lo que aprendemos.


Una propuesta sería y fundamentada para empezar a pensar en uno mismo de una manera más racional y saludable, y lograr desarrollar nuestro potencial humano plenamente.

ÍNDICE
Prólogo. 
Introducción.
PRIMERA PARTE: LA TESTARUDEZ DE LA MENTE Y LA RESISTENCIA AL CAMBIO.
SEGUNDA PARTE: MALOS PENSAMIENTOS.
TERCERA PARTE: ESQUEMAS SALUDABLES.
ANEXO 1: PENSAR BIEN: APLICACIONES PRÁCTICAS DE LA PRIMERA PARTE.
ANEXO 2: PENSAR BIEN: APLICACIONES PRÁCTICAS DE LA SEGUNDA PARTE.
Epílogo
Bibliografía.

TEXTOS
"La mente humana tiene una doble potencialidad. En ella habita el bien y el mal, la locura y la cordura, la compasión y la impiedad. La mente puede crear la más deslumbrantes belleza o la más devastadora destrucción, puede ser la causante de los actos más nobles y altruistas o la responsable del egoísmo más infame. La mente puede dignificar o degrada, amar u odiar, alegrarse o deprimirse, salvar o matar, soñar hasta el cansancio o desanimarse hasta el suicidio." Pág. 17.
"Gran parte del tiempo generamos deducciones equivocadas. Es evidente que no somos los mejores estadísticos naturales ni los mejores razonadores: un gesto, una mirada, un ademán o un silencio pueden ser mal percibidos si existen creencias rígidas que orienten nuestro pensamiento. El prejuicio es uan enfermedad en cualquiera de sus formas y los errores de interpretación, su consecuencia obvia". Pág. 48.
"La salud mental implica equilibrar ambos aspectos: mis ideas (el mundo subjetivo) y los hechos (el mundo objetivo). Empezamos a funcionar mal cuando la mente empieza a desligar sus creencias y opiniones del mundo real y palpable. Este desequilibrio enferma. El principio, tal como he dicho antes, opera así: «La realidad tiene una propiedad correctora sobre nuestras distorsiones y sesgos, siempre y cuando la dejemos obrar libremente, con toda su fuerza y contundencia»".  Pág. 70.
"El pensamiento racional no debe confundirse con la «racionalización». Pensar racionalmente es eliminar el pensamiento supersticioso de nuestra vida y tender a un pensamiento más agudo, eficiente y saludable que no genere malestar ni alimente emociones perturbadoras o destructivas. En cambio, la «racionalización» es un mecanismo de defensa o una estrategia compensatoria cuya misión es minimizar los estados emocionales o evitarlos. Pensar bien no es excluir la emoción, sino integrarla cuando debe hacerse y en dosis adecuadas. hay veces en que debemos ser muy emocionales y otras, bastantes racionales. La sabiduría está en aprender a discriminar. No existen pensamientos puros, nuestro sistema está impregnado de afecto y son muy pocas las emociones libres de cognición. Razón y emoción: dos caras de la misma moneda." Pág. 104-105.
"Respetar es tomar al otro en serio, y tomarlo en serio es aceptar que tiene algo que decir que vale la pena escuchar. Umberto Eco afirmaba que la ética comienza cuando los demás entran en escena, es decir, cuando nos vemos «obligados» a defender y fundamentar las propias decisiones bajo la mirada ajena. Entonces ser ético es descentrarse y ponerse en los zapatos del otro." Pág. 131.
"Tu mente nunca está silenciosa. Si el parloteo es negativo te sentirás mal, si es positivo, te sentirás bien, por eso lo que propongo no es acallar la mente, sino encauzarla. Discutir, cuestionar, establecer una disputa amistosa en la que no lo aceptes todo y dejes a un lado el autoengaño o el convencimiento superficial. En otras palabras, ser un poco más escéptico frente a tus conclusiones. Cuestiónate «¿Realmente estoy en lo cierto?» Pág. 199.
"Pensar bien es pensar racionalmente, sin descuidar la emoción y los sentimientos. Puedes amar apasionadamente a tu pareja, emocionarte ante un esplendoroso amanecer, sentir compasión por un niño enfermo y, sin embargo, mantenerte fiel a la razón. Ser una persona racional no significa excluir el afecto de tu vida, sino integrarlo de manera razonada y razonable. Examinar de manera inteligente lo que piensas y sientes, tomar conciencia de ti mismo, de tus contradicciones, de tu irracionalidad enmascarada." Pág. 218.

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