Hoy es el 79 aniversario de la proclamación de la II República Española, un acontecimiento que generó muchas esperanzas e ilusiones por crear en España una República democrática (art. 1 de la Constitución de 1931 “España es una República democrática de trabajadores de toda clase, que se organiza en régimen de Libertad y de Justicia). Fue un intento de conseguir una modernización de la sociedad española y su secularización, y sacarla del atraso secular en materia económica y social. Como todos sabemos fue un intento fallido que contó desde el principio con la fuerte oposición de las fuerzas más reaccionarias y conservadoras (grandes terratenientes, cierta parte de la burguesía más poderosa, élites económicas y financieras, militares, monárquicos, Iglesia Católica, carlistas, falangistas, etc.) contraria a todo cambio que pusieran en peligro su poder y su situación predominante; de la desunión de las fuerzas republicanos (republicanos moderados, radicales, socialistas, comunistas, anarquistas, sindicalistas…) cada uno luchando por sus intereses; y, de la desfavorable coyuntura internacional (crisis económica, ascenso de nazismo y el facismo).
Pero no podemos ni debemos olvidar nunca a todos aquellos republicanos que murieron por sus ideales de justicia y libertad, aquellos que sacrificaron los mejores años de sus vidas, aquellos que sufrieron cientos de calamidades, que sufrieron trabajos forzados, que pasaron años en la cárceles franquistas o en los campos de refugiados franceses o en las campos de concentración nazis, que sufrieron exilio; y sobre todo no debemos de olvidar nunca a todos aquellos republicanos que siguen enterrados en las cunetas de los caminos y carreteras de España con los que la democracia española aún tiene un deuda pendiente.
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