Resulta que soy un niño, que todo ha ido haciéndome un niño, que el sufrimiento y la alegría me han hecho un niño, que como un niño todo lo he ido transformando en sueños, jugando con mis sueños y con mis versos, resistiendo con ellos, que contemplar todos los mundos me ha hecho un niño, que yo iba como todos para ser un hombre y las fronteras me han hecho un niño, los fingimientos y los límites: todo me ha hecho un niño; que la locura me ha hecho un niño, verla, palparla, a través de todos los disfraces y de todas las máscaras, que el asalto de la razón a todo lo que vive me ha hecho un niño, que sorprenderme por todo me ha hecho un niño, desear un vivir que sobre todo fuera una aventura, que me ha hecho un niño el engaño de cuantos han crecido, que les hacían hombres las trampas de los dominantes, que dejas de ser niño cuando te conviertes en dominante, que el dominio de las abstracciones me ha hecho un niño, que al parecer eso es ser hombre, que he preferido ser un niño para salvar todo lo creativo, que mi mundo no es de este reino perdido, para dar a los sentidos lo que es de los sentidos, al instinto lo que es del instinto, que los sueños me han hecho un niño, que no podía vivir si no era un niño que me ahogaban las órdenes y las leyes. Resulta que muchos de los que se hicieron hombres y no buscaron la inocencia, al final de sus vidas recuerdan con nostalgia lo que tuvieron de niño, porque a ser hombre llaman vivir en un mundo de dominantes y sometidos, que la soledad me ha hecho un niño, que el darlo todo y el haberlo perdido | me ha hecho un niño, que he sido un poeta maldito porque soy un niño, que me ha hecho un niño ver que lo único importante es buscar la inocencia entre la astucia, que cuando he amado me he convertido en un niño, que comprender que hay víctimas pero no culpables me ha hecho un niño, que por ser un niño mantengo la ilusión a pesar de los desencantos y de la sangre derramada entre las trampas y los mitos, que ver cómo caemos todos en las innumerables trampas me ha hecho un niño, y que de no ser un niño nunca hubiera nacido en mí la rebeldía, que es preciso comenzar a rebelarse a uno mismo, no seguir la consigna de ser un hombre, que soy poeta porque conquisto la inocencia cada vez que abro los ojos y contemplo las cosas, que a ser niño es lo único que he aprendido y porque observo que todos los seres con el mismo destino: nacer para la muerte, no dejan de ser niños: que un pájaro siempre es un niño, que un árbol siempre es un niño, que un perro siempre es un niño. Y porque pienso qué es un hombre si deja de ser niño, que se equivocan las escuelas que intentan hacernos hombres prometiéndonos falsos paraísos, que la anarquía sólo será posible cuando todos fuéramos niños, cuando todos partamos a la conquista de la inocencia, que escribo este poema porque resulta que soy un niño… |
Jesús Lizano "Lizanote de la Mancha o la conquista de la inocencia" 1997
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