domingo, 5 de febrero de 2012

La conquista de la inocencia




Resulta que soy un niño, 
que todo 
ha ido haciéndome un niño, 
que el sufrimiento y la alegría me han hecho un niño, 
que como un niño 
todo lo he ido transformando en sueños, 
jugando con mis sueños y con mis versos, 
resistiendo con ellos, 
que contemplar todos los mundos me ha hecho un niño, 
que yo iba como todos para ser un hombre 
y las fronteras me han hecho un niño, 
los fingimientos y los límites: 
todo me ha hecho un niño; 
que la locura me ha hecho un niño, 
verla, palparla, 
a través de todos los disfraces y de todas las máscaras, 
que el asalto de la razón a todo lo que vive 
me ha hecho un niño, 
que sorprenderme por todo me ha hecho un niño, 
desear un vivir que sobre todo fuera una aventura, 
que me ha hecho un niño 
el engaño de cuantos han crecido, 
que les hacían hombres 
las trampas de los dominantes, 
que dejas de ser niño cuando te conviertes en dominante, 
que el dominio de las abstracciones me ha hecho un niño, 
que al parecer eso es ser hombre, 
que he preferido ser un niño 
para salvar todo lo creativo, 
que mi mundo 
no es de este reino perdido, 
para dar a los sentidos lo que es de los sentidos, 
al instinto lo que es del instinto, 
que los sueños me han hecho un niño, 
que no podía vivir si no era un niño 
que me ahogaban las órdenes y las leyes. 
Resulta que muchos de los que se hicieron hombres 
y no buscaron la inocencia, 
al final de sus vidas 
recuerdan con nostalgia lo que tuvieron de niño, 
porque a ser hombre llaman 
vivir en un mundo de dominantes 
y sometidos, 
que la soledad me ha hecho un niño, 
que el darlo todo y el hab
erlo perdido 
me ha hecho un niño, 
que he sido un poeta maldito porque soy un niño, 
que me ha hecho un niño 
ver que lo único importante 
es buscar la inocencia entre la astucia, 
que cuando he amado 
me he convertido en un niño, 
que comprender que hay víctimas pero no culpables 
me ha hecho un niño, 
que por ser un niño 
mantengo la ilusión a pesar de los desencantos 
y de la sangre derramada 
entre las trampas y los mitos, 
que ver cómo caemos todos en las innumerables trampas 
me ha hecho un niño, 
y que de no ser un niño 
nunca hubiera nacido en mí la rebeldía, 
que es preciso 
comenzar a rebelarse a uno mismo, 
no seguir la consigna de ser un hombre, 
que soy poeta porque conquisto la inocencia 
cada vez que abro los ojos y contemplo las cosas, 
que a ser niño 
es lo único que he aprendido 
y porque observo que todos los seres 
con el mismo destino: 
nacer para la muerte, 
no dejan de ser niños: 
que un pájaro siempre es un niño, 
que un árbol siempre es un niño, 
que un perro siempre es un niño. 
Y porque pienso qué es un hombre 
si deja de ser niño, 
que se equivocan las escuelas 
que intentan hacernos hombres 
prometiéndonos falsos paraísos, 
que la anarquía sólo será posible 
cuando todos fuéramos niños, 
cuando todos partamos 
a la conquista de la inocencia, 
que escribo este poema 
porque resulta que soy un niño

Jesús Lizano "Lizanote de la Mancha o la conquista de la inocencia" 1997

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